La asombrosa Cruz
Cuaresma – 2 de marzo del 2022
Cabeza Ensangrentada
#203 (CSG)
Cabeza ensangrentada, herida por mi bien,
de espinas coronada, por fe mis ojos ven.
De todos despreciada, mi eterno bien será;
por todas las edades mi ser te adorará.
Pues oprimida tu alma fue por el pecador.
La transgresión fue mía, más tuyo fue el dolor.
Hoy vengo contristado, merezco tu dolor.
Concédeme tu gracia; ¡oh! dame tu favor.
Te doy loor eterno, bendito Salvador,
por tu dolor y muerte, por tu divino amor.
¡Oh! Salvador deseo tu gracia conocer.
Junto a tu cruz espero, te entrego a ti mi ser.
Durante Cuaresma y Semana Santa con frecuencia me encuentro cantando estas líneas del himno #203: Cabeza Ensangrentada, que captan esa adoración y gratitud que siento cada vez que contemplo lo que la Cruz significa para nosotros. Al pensar en el profundo, intenso amor de Jesucristo que lo impulsó a morir por mí, mis propias palabras parecen pobres e inadecuadas en respuesta a la magnitud del sacrificio del Hijo Divino. Me toca prestar frases y melodías sublimes de himnos clásicos que trascienden con las verdades de ese cruel viernes: sangre, espinas, dolor, muerte, oprimida tu alma y divino amor. Las estrofas, escritas en el siglo 12 por Bernardo de Claraval, han honrado al salvador, y conmovido a sin número de creyentes.
Cantar estos himnos cuyo tema es la Cruz, y meditar en ellos nos ayuda a apreciar aún más el sacrificio de Jesucristo, pues comunican las Buenas Noticias de Salvación. Nos alientan en los tiempos más difíciles de nuestras vidas.
Es menester meditar en la Pasión de Jesucristo y el misterio de la Salvación para luego celebrar su Victoria sobre el pecado y la muerte. Al contemplar el significado de la asombrosa Cruz, grandes himnos dan expresión a nuestra alabanza y adoración al caer de rodillas ante nuestro Salvador en gratitud, porque es Dios y también es nuestro Amigo.