Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
4 de marzo
La santidad no depende del lugar
Debo prometer a Dios que jamás permitiré que mi relación con él pueda ser afectada por el lugar. La santidad no depende del sitio.
Fue a la mujer samaritana a quien nuestro Señor quiso comunicar esta gran verdad (Juan 4). Ella había sido enfática en que Gerizim era “el lugar donde se debía adorar” (Juan 4:20). Jesucristo le respondió que lo importante no era en DÓNDE se adoraba a Dios sino el CÓMO. El “Cómo” de la adoración tiene que ver con nuestro espíritu, o sea, con estar sintonizando bien (espiritualmente) la señal divina.
En esto me ayuda el profeta Jeremías con su parábola de los Higos Buenos y los Malos (Jeremías 24). Los higos buenos eran los judíos que fueron llevados cautivos a Babilonia, mientras que los higos podridos (malos) eran los judíos que se quedaron en la “Tierra Santa”.
La parábola despeja cualquier duda sobre “lugar”. Se supone que Babilonia era un sitio malo y Judá, lugar bueno. Pero eso no fue cierto en cuanto a las brevas de la parábola, porque las que estaban dañadas se encontraban en el lugar bueno y, en cambio, los higos buenos estaban en un sitio malo.
¡Esto me conmueve en este momento! Babilonia, con todos sus males no fue lo que corrompió a los judíos en cautiverio. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque el sitio correcto estaba dentro y no fuera de sus vidas. Sus corazones estaban bien con Dios a pesar de la situación difícil que tenían a su alrededor. Todo lo contrario ocurría con los judíos en Judá, quienes a pesar de estar en un lugar tan privilegiado tenían los corazones llenos de maldad.
Cuántas veces he culpado a mis amigos, mi familia, mi trabajo o el lugar en donde me ha tocado vivir como los responsables de limitar mi crecimiento espiritual. ¡Eso es falso! La culpa la tiene mi corazón tan negligente. La batalla se gana o se pierde dentro y no fuera de mí. Hasta la misma Babilonia puede ser un bello paraíso y Judea un infierno según sea mi estado espiritual.
Señor, te agradezco que Jesús fue un “retoño” en tierra seca (Isaías 53:2). Así como lo hiciste con él, hazme también un toque refrescante de hermosura celestial en este desierto desolado.
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”
Juan 4:24 (RVR)
Himno: “Sed puros y santos”
•1. Sed puros y santos,
mirad al Señor;
Permaneced fieles siempre en oración;
Leed la Palabra del buen Salvador;
Socorred al débil, mostrad compasión.
•2. Sed puros y santos,
andad en la luz;
Orad en secreto, respuesta vendrá;
Su Espíritu Santo revela a Jesús,
Y su semejanza en nosotros pondrá.
•3. Sed puros y santos,
Jesús nos guiará;
Seguid su camino, y en él confiad;
En paz o en pena, la calma dará
Quien nos ha salvado de nuestra maldad.
Celebremos su Gloria # 417
LETRA: William D. Longstaff, 1882, es trad.