Oh, Cristo mío, rey de mi alma – 16 de Abril de 2022

LA ASOMBROSA CRUZ

Nuestra música de alabanza contemporánea no parece ser apropiada al suceder una tragedia nacional, como la del 11 de septiembre en EE.UU., ni en los funerales, especialmente en casos de muertes trágicas. Ningún canto moderno, de ritmo alegre, expresa el dolor por la pérdida de seres queridos. Hoy, podemos hacer una pausa para preguntar: «¿Tenemos canciones que ofrecen consuelo durante una pandemia?» muchos himnos de Celebremos Su Gloria sí son apropiados. 

El Sábado Santo se encuentra entre la devastación del Viernes Santo y el triunfo del Domingo de Resurrección. Es un día de oscuridad, de espera, que también nos recuerda nuestras propias experiencias de tragedias mortales. 

Sin embargo, “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5, NVI), son palabras del Señor.

Mientras lloramos sobre las cenizas de víctimas del Covid, común en la pandemia hoy, las meditaciones bíblicas nos guían hacia lo nuevo, no reparando, sino renovado la propia vida de pérdida, para sentir alegría, y alabar a Cristo.

LEA 2 CORINTIOS 1:3 5.

Reflexione sobre un momento en que experimentó tristeza o tragedia, o sobre las dolorosas realidades recientes de la pandemia.

¿Cómo ha sido Cristo tu consuelo? ¿Cómo has vivido el gozo nuevo?

Oh Cristo mío, Rey de mi alma

# 396 (CSG)

  1. Oh, Cristo mío, Rey de mi alma, 

salvásteme del mal, con gracia sin igual.

Por tu preciosa sangre purísima; 

ninguna mancha ya me contamina.

        Coro

Tanto me amaste, que te ofreciste, 

sacrificándote sobre una cruz

para mi redención con tanto amor; 

Sé que te amo, Cristo mi Salvador.

  1. Cuando iba errante, tú me buscaste, 

no me dejaste perder el alma;

Por plena gracia compraste mi salud, 

y me impartiste tu santa virtud.

Letra: Guillermo Gillam, 1947, alt.

Cuan dulce el nombre de Jesús

#405 (CSG)

  1. ¡Cuán dulce el nombre de Jesús

es para el hombre fiel!

Consuelo, paz, vigor, salud

encuentra siempre en él.

  1. Al pecho herido fuerzas da,

y calma al corazón;

al alma hambrienta es cual maná

y alivia su aflicción.

  1. Tan dulce nombre es para mí,

de dones plenitud,

raudal que nunca exhausto vi

de gracia y de salud.

  1. Jesús, mi amigo y mi sostén,

Bendito Salvador,

mi vida y luz, mi eterno bien,

acepta mi loor.

  1. Es pobre ahora mi cantar,

cuando en gloria esté

y allá te pueda contemplar,

mejor te alabaré.

Letra: John Newtow, 1779, trad. Juan B. Cabrera, 188

En Jesucristo

#366 (CSG)

  1. En Jesucristo, se halla la paz, en horas negras de tempestad,

Tienen las almas dulce solaz, grato consuelo, felicidad.

CORO

Gloria cantemos al Redentor que por nosotros quiso morir,

y que la gracia del Salvador siempre dirija nuestro vivir.

  1. En nuestras luchas, en el dolor, en tristes horas de tentación,

Calma le infunde, santo vigor, nuevos alientos al corazón.

  1. Cuando en la lucha falta la fe y el alma vese desfallecer,

Cristo nos dice: “Siempre os daré gracia divina, santo poder”.

         Letra: Fanny J. Crosby, 1873, trad. E.A. Monfort Diaz