LA ASOMBROSA CRUZ
Las legiones celestiales ahora canten su loor;
Los dominios hoy le adoren como Rey y Redentor;
El primer gran poeta de la época cristiana fue de origen español: Aurelio Clemente Prudencio. Nació en Zaragoza en la ribera del Río Elbro en el año 348. Al terminar sus estudios en derecho, el Ministerio de Justicia del Imperio Romano lo nombró como magistrado. Mientras que Aurelio servía durante varios períodos en España, el Emperador romano Julián, el apóstata, luchaba sin éxito para acabar con el cristianismo (que cada vez cobraba más fuerza).
Al llegar al poder el Emperador Teodosio, llamó a Aurelio a Roma como encargado del Ministerio de Seguridad (Agencia Nacional de Inteligencia) del Imperio. Fue en Roma donde Prudencio se concretó más en cuanto a su fe cristiana, y se preocupó por los estragos que hacían varias herejías, así como el materialismo dentro de la iglesia.
Solicitó y consiguió su jubilación a los 57 años para dedicarse al servicio del Señor. Escribió libros teológicos cristianos. Su deleite principal era escribir poesía “para glorificar a Dios”. Buscó refutar herejías, proveer alternativas para el canto que no fueran de origen pagano y recordó a la iglesia lo que Dios hizo a través de sus apóstoles, así como otros grandes hombres y mujeres, incluyendo los mártires.
Los escritos de Prudencio contra la inhumana práctica de los gladiadores ayudaron a lograr que en el año 404 el Emperador Honorio acabara con esa depravada costumbre (llamada deporte).
Aurelio escribió himnos para cada hora del día y su poesía es de gran valor para meditación devocional. Favorito que se canta hoy, entre las 10,000 estrofas compuestas por Aurelio Clemente, es el himno que escribió para combatir el arrianismo. “Fruto del amor divino” afirma la divinidad de Jesucristo.
Fruto del amor divino
#159 (CSG)
- Fruto del amor divino, génesis de la creación;
El es Alfa y Omega, es principio y conclusión
De lo que es, de lo que ha sido, de lo nuevo en formación;
Y así será por siempre.
- Es el mismo que el profeta vislumbrara en su visión
Y encendiera en el salmista la más alta inspiración;
Ahora brilla y es corona de la antigua expectación.
Y así será por siempre.
- Las legiones celestiales ahora canten su loor;
Los dominios hoy le adoren como Rey y Redentor;
Y los pueblos de la tierra le proclamen su Señor.
Y así será por siempre.
LETRA: Aurelio Clemente Prudencio, c. 400, trad. Federico J. Pagura MUSICA: Canto llano,
Originalmente en latín, los cristianos han cantado este hermoso tratado teológico en diversos idiomas por más de un milenio y medio.