LA ASOMBROSA CRUZ
Cara a cara espero verle, más allá del cielo azul;
Cara a cara en plena gloria he de ver a mi Jesús.
Con frecuencia hemos cantado estas palabras durante el funeral que celebra la vida, y vida eterna de algún creyente en Cristo fallecido, pero sin conocer las circunstancias poco usuales en que fueron escritas.
Veamos lo sucedido: en 1898 el evangelista Grant Tullar predicaba en Nueva Jersey. Junto con el pastor anfitrión y su esposa, hizo varias visitas ese domingo por la tarde. Cuando regresaron a la casa, quedaba poco tiempo para preparar la cena antes del servicio de la noche.
Rápidamente la esposa del pastor puso varios ingredientes sobre la mesa, con el fin de que cada uno armara su emparedado/sándwich como quisiera. Entre ellos había un frasco en el cual quedaba poca mermelada de fruta. Como a Grant le gustaba ese dulce, se lo ofrecieron a él. Comprendió su bondad y dijo: -Así que, ¿esto es todo para mí?- Al instante, esa frase “todo para mí” se apoderó de sus pensamientos.
Se acercó al piano y compuso una melodía para las palabras: “Todo para mí el Salvador sufrió, todo para mí sufrió y murió …” El pastor muy emocionado, pidió que se enseñara el nuevo himno durante el servicio esa noche. El evangelista respondió que faltaba pulir la letra un poco más. Pero eso ¡nunca sucedió!
Al día siguiente, le llegó una carta de Carrie Breck, madre de 5 pequeños hijos. Ella tenía precaria salud, y por lo tanto le tocaba descansar con frecuencia en su mecedora favorita. Aprovechaba esos minutos para tomar su cuaderno y escribir. Carrie tenía excelente sentido de metro poético, y fue autora de más de 2.000 poemas. Dependía de otros para convertir sus poesías en himnos. Ella acababa de escribir una nueva poesía, y pidió que Grant compusiera una melodía apropiada. Para su gran asombro, el metro de la letra recibida de Carrie ajustaba perfectamente a la música que el evangelista había compuesto la noche anterior, inspirado por un frasco de mermelada y su pregunta “¿todo para mí?”.
Desde ese momento la melodía, junto con el poema de Carrie acerca del gozo eterno con Cristo han sido cantados durante 125 años, consolando a las familias al enfrentar la muerte de un ser querido. La asombrosa Cruz en la cual se sacrificó el Cordero de Dios, es la base para recibir el perdón de pecado y la vida eterna.
En presencia estar de Cristo
#556 (CSG)
- En presencia estar de Cristo, ver su rostro, ¡qué será,
cuando al fin en pleno gozo mi alma le contemplará!
- Sólo tras oscuro velo hoy lo puedo aquí mirar,
más ya pronto viene el día que su gloria ha de mostrar.
- ¡Cuánto gozo habrá con Cristo cuando no haya más dolor,
cuando cesen los peligros y ya estemos en su amor!
- Cara a cara, ¡cuán glorioso ha de ser así vivir!
¡Ver el rostro de quien quiso nuestras almas redimir!
Coro:
Cara a cara espero verle, más allá del cielo azul;
Cara a cara en plena gloria he de ver a mi Jesús.
LETRA: Carrie E. Breck, 1898, trad. Vicente Mendoza.
MUSICA: Grant Colfax Tullar, 1898.