LA ASOMBROSA CRUZ
¿Ha tenido momentos inquietos al leer porciones proféticas de la Palabra de Dios? Muchas personas dicen que reconocen la preparación emocional, espiritual y física que han recibido de parte del Señor antes de experimentar grandes cambios en su vida.
Jesucristo, durante su ministerio terrenal de tres años, sabía que iba a sufrir como el Cordero de Dios, sacrificado para ofrecer perdón de pecado, nueva vida y vida eterna a sus seguidores. Sus discípulos, en contraste, se maravillaban de su gran poder al hacer milagros. Además, cuando el Maestro hablaba del reino de Dios, anhelaban que fuera Rey, quitando el control romano.
En varias oportunidades Jesús les advirtió que iba a padecer, morir y resucitar. Sin embargo, eso no concordaba con los deseos de los discípulos. En Mateo 16:22, vemos las palabras insensatas de Pedro: -Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. – Jesús le reprochó diciéndole: -no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Cantemos pon tus ojos en Cristo, #440 (CSG) pensando en la referencia bíblica Hebreos 1:1-3 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Pon tus ojos en Cristo
#440 (CSG)
Pon tus ojos en Cristo,
tan lleno de gracia y amor,
y lo terrenal sin valor será
a la luz del glorioso Señor.
LETRA y MUSICA: Helen Howarth Lemmel, 1922, trad. Carlos P. Denyer.
Tres de los evangelios relatan la transfiguración de Cristo, y “ese resplandor de su gloria” a que se refiere Hebreos 1:3, debía haber iluminado a Pedro, Juan y Jacobo para discernir verdades transcendentales.
En Lucas 8:28-36 vemos que cuando Jesús oraba en un monte se transformó en blanco resplandeciente y hablaba con los representantes de la ley y los profetas, Moisés y Elías rodeados de gloria. El tema fue la inminente crucifixión del Mesías en Jerusalén.
Los discípulos estaban atónitos de temor, sin comprender la voz del Padre Celestial, que les decía desde una nube: -Este es mi Hijo amado, a él oíd. –
Otra vez Pedro se equivocó planeando construir tres altares para Jesús, Moisés y Elías.
Hoy día debemos huir de la idolatría para escuchar y obedecer la voz divina. Nuestros ojos deben leer la Palabra de Dios, para luego esperar la segunda venida de Cristo.
Cantemos el #550 (CSG) con las nubes viene Cristo,
estrofas 1,2,4 escritas por Carlos Wesley, más la tercera que enfoca en las heridas que sufrió el Salvador en la asombrosa cruz, escrita por John Cennick.
Con las nubes viene Cristo
#550 (CSG)
- Con las nubes viene Cristo, el que en la cruz murió;
Santos miles le alaban, quien la muerte conquistó.
¡Aleluya! ¡Aleluya! sobre todo, ya triunfó.
- Todos le verán, glorioso, ataviado en majestad,
y los que le rechazaron en su incredulidad
con gran llanto, con gran llanto al Mesías mirarán.
- En su cuerpo ya glorioso las heridas llevará,
que su excelso sacrificio en la cruz recordarán,
y con gozo, y con gozo su Iglesia las verá.
- Toda la creación se postre a tus pies para adorar;
De poder, dominio y gloria, Cristo, eres digno ya.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Oh, ven pronto a reinar!
LETRA: Estr. # 1,2,4 Charles Wesley, 1758, # 3 John Cennick, 1752, trad. Esteban