¿Soy yo soldado de Jesús? – 9 de Marzo de 2022

LA ASOMBROSA CRUZ 8

Este himno ha sido el lema de muchos creyentes que han sufrido en extremo por su fe. Leamos detenidamente las primeras dos estrofas.

¿Soy yo soldado de Jesús y siervo del Señor? 

No temeré llevar su cruz, sufriendo por su amor. 

Lucharon otros por la fe; valiente anhelo ser. 

Por mi Señor yo pelearé, confiando en su poder. 

Recordemos algunas historias impactantes de Fe, por ejemplo, lo que sucedió cuando el gobernador romano de Armenia se enfrentó a cuarenta soldados, que se negaron a ofrecer el sacrificio ordenado por el emperador Licinio. Los militares que estaban en formación delante de él ese día invernal del siglo IV, se veían firmes, de cuya hombría irradiaba un aura de coraje. 

El gobernador decidió ejercer su autoridad para hacerles entrar en razón, pero los soldados cristianos se negaron a traicionar su fe en Cristo. El gobernador les rogó: -¡consideren que son los únicos de todos los miles de tropas de César que lo desafían! ¡Piensen en la desgracia que traen sobre la legión!

-Deshonrar el nombre de nuestro Señor Jesucristo es aún más terrible-, respondieron los hombres. Exasperado, el gobernador amenazó con flagelarlos y torturarlos. Los soldados se mantuvieron firmes, aunque sabían que cumpliría su amenaza. En el siglo IV, había pocos derechos civiles.  Con audacia, los hombres afirmaron: -Nada de lo que puedan ofrecernos reemplazará lo que perderíamos en la eternidad. En cuanto a las amenazas, despreciamos el bienestar de nuestros cuerpos, cuando está en juego el bienestar de nuestras almas.

Parejas de guardias agarraron a cada hombre y los arrastraron al sitio de más frío helado, donde los desnudaron y los ataron a postes. Látigos les abrieron sus espaldas y garfios de hierro les desgarraron los costados. Aun así, los cuarenta se negaron a rendirse. Agrícola, el gobernador, los encadenó en sus mazmorras, a morir congelados y sangrientos. 

Los “rebeldes” clamaron: – Somos soldados del Señor Jesucristo, y no tememos ningún sufrimiento ¿Qué es la muerte para nosotros si no una entrada a la vida eterna?- En esta fecha, el 9 de marzo del año 320, se quedaron temblando en el hielo mientras el sol se ponía, cantando himnos.  Desconcertado, Agrícola ordenó que se los acercaran a baños calientes para hacerles rendir, ¡Seguramente el agua tibia atraería a los hombres que sufrían pero, no. Esta oración de parte de los torturados llegó a sus oídos; -Señor, somos cuarenta los que estamos comprometidos en esta batalla sagrada; haz que los cuarenta seamos coronados como tus mártires.

Sin embargo, uno de los hombres perdió el valor, y se arrastró fuera del hielo hasta un baño. Murió en el instante en que tocó el agua caliente. Esto fue demasiado para uno de los guardias. Se quitó la ropa, caminó sobre el hielo y tomó el lugar del fallecido. Ellos realmente eran soldados de Jesús, aunque les habían puesto entre tropas romanas.

¿Soy yo soldado de Jesús?

Se recomienda leer una historia del año 1928 que se encuentra en el libro: HACARITAMA por Eloy Anderson. Las páginas 108-110 relatan el valor de una congregación que fue atacada a piedra por su fe durante la inauguración de un templo en Cúcuta, Colombia. 

Ellos cantaron este himno, y vieron la protección que Dios les dio por su gracia. Hasta el gobernador les envió escoltas para acompañarles a sus casas. Después, una bomba sin explotar fue hallada en el templo.

A veces Dios permite que un “soldado de Jesús” sufra fuerte persecución, inclusive hasta la muerte. Otras veces, según su santa voluntad provee protección sobrenatural. Leamos Hebreos 11:1-4; 12:1-3, y recordemos a nuestro Salvador. 

Soy yo soldado de Jesús

#538 (CSG)

  1. ¿Soy yo soldado de Jesús y siervo del Señor? 

no temeré llevar su cruz, sufriendo por su amor. 

  1. Lucharon otros por la fe; valiente anhelo ser. 

por mi Señor yo pelearé, confiando en su poder. 

  1. Es menester que sea fiel, que nunca vuelva atrás, 

que siga siempre en pos de él, y me guiará en paz. 

Coro: 

Después de la batalla nos coronará, 

Dios nos coronará, Dios nos coronará; 

después de la batalla nos coronará 

en aquella santa Sion. 

 Estr. # 1-3 Isaac Watts, 1724, trad. Enrique S. Turrall;