Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
31 de marzo
Convirtiendo el mal en miel
Mi reacción cuando me encuentro ante el mal no debe ser negativa; tiene que ser positiva. O sea que debo siempre agarrar lo que es malo y transformarlo en triunfo. Jesús no se conformó con ignorar a Satán; lo destruyó en la cruz. Los hermanos de José quisieron hacerle mucho “mal”, pero Dios lo convirtió en “bien” (Gen. 50:20).
¿Pero cómo hago? ¿No es acaso prerrogativa divina “operar” al mal, extirpando sus malditas muelas, para luego transformarlo en oportunidad para el bien? ¡Claro que sí! Esa es la obra eterna de Dios con lo que es malo. El Calvario es un hecho culminado, pero el principio de lo que sucedió en el Calvario está siempre con nosotros, ya que Dios y el mal son siempre antagónicos; y es más, el mal es siempre el trasfondo de donde brota la redención.
Si soy fiel discípulo de Jesucristo entonces en mí se manifestará el principio del Calvario, que significa sacar ventaja o victoria del mal. Así es como la enfermedad puede convertirse en púlpito, para predicar acerca de la paciencia y para revelar el poder y la gloria de Dios. Desde luego que esto contradice mi actitud anterior hacia el mal o sea, el temor. Significa que le doy la bienvenida a lo malo que sucede en mi vida, como oportunidad para que la gracia divina lo convierta en algo que me ayude a progresar o crecer. De esta manera dejo de ser discípulo preocupado y angustiado para convertirme en ciudadano del cielo, reflejando la paz y serenidad que caracterizan mi Patria.
Con tu ayuda Señor, seré un ejemplo de la adivinanza de Sansón: “Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura” (Jue. 14:14 RVR). Así como Sansón, debo lograr más que simplemente matar al león; debo obligarlo a rendir su dulzura, la cual me hará más fuerte. Esa será mi meta: ¡convertir el mal en miel!
Gracias, Señor, por ayudarme a convertir el mal en miel y hacer que con tu gracia y con tu poder, pueda ser un(a) verdadero(a) ciudadano(a) del Cielo. Amén.
“¡Rompamos sus ataduras! ¡Echemos de nosotros sus cuerdas! El que habita en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos”
Salmos 2:3-4
Himno: “Su gracia es mayor”
•1. Su gracia es mayor si las cargas aumentan;
Su fuerza es mayor si la prueba es más cruel;
Si es grande la lucha mayor es su gracia,
Si más son las penas, mayor es su paz.
Coro:
Su amor no termina,
su gracia no acaba,
Un límite no hay al poder del Señor,
Pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abunda su gracia, abunda su amor.
•2. Si nuestros recursos se han agotado,
si fuerzas nos faltan para terminar,
Si al punto ya estamos de desesperarnos,
el tiempo ha llegado en que Dios puede obrar.
Celebremos su Gloria # 438
LETRA: Annie Johnson Flint, 1941, trad. Honorato T. Reza.