Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
26 de marzo
La mendicidad espiritual
Siempre me acuerdo de una frase de mi profesor en el seminario, quien al hablar sobre la fe decía: “es la actitud del menesteroso”. O sea que Dios se especializa en convertir a todos sus discípulos en “mendigos espirituales”. El hombre natural se rebela ante esa idea ya que quiere ser capaz por sus propias fuerzas e independiente.
Vale la pena tomar con seriedad lo que pasó en la iglesia laodiceana. Pensaba que era rica, sin necesidad de nada (Ap. 3:17). Pero, en resumen final, Jesús dijo que era la peor de todas sus iglesias, y no servía sino para botarla. Es una advertencia también para los creyentes hoy.
¡Me fascina ser auto-suficiente y no depender de nadie! Pero Dios, conociendo que no conviene por ningún motivo esa actitud, arrebata mis recursos naturales hasta que de rodillas regrese a él, a pedirle socorro. Él lo hace porque yo me resisto a ser un mendigo en mi espíritu, en condiciones que permitan su dirección, como la humildad.
La historia sagrada nos cuenta de muchas personas que sí tuvieron esa actitud de mendicidad: Abel, la mujer siro-fenicia, el publicano y otros. Ellos recibieron la bendición, mientras que los que se jactaban de su auto-suficiencia se quedaron vacíos. Jesús dijo que me es necesario ser como un niño pequeño. Es dependiente por naturaleza y ni siquiera le da pena. Así quiere Dios que sea yo, confiando con sencillez en Él también. Dios desea poner todos sus recursos (no los míos) en mis manos; y la verdad sea dicha, no existe poder como el Poder divino.
El verdadero mendigo espiritual tiene un ojo de fe, un sistema de valores balanceado y ve sus oraciones contestadas. Sabe bien que el acercamiento a Dios revela todo lo que es superficial y sin valor, para hacernos comprender nuestra necesidad y la provisión divina para llenar esa necesidad. Es por esa razón que el menesteroso acostumbra pedir en forma directa, sin rodeos y en la espera de recibir. ¡Qué gran “mendigo” fue Jorge Mueller! Él pudo sostener y educar a miles de huérfanos por fe. Señor, ¡que las puertas del cielo estén tan abiertas para mí como lo fueron para él!
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
Hebreos 11:1 (RVR)
Himno: “En el nombre de Jesús”
En el nombre de Jesús se doble, doble toda rodilla
De los que están en los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra;
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria del Padre.
Y tú, amigo, confiesa que Jesucristo es el Señor,
// para gloria del Padre. //
Celebremos su Gloria # 149
LETRA: Basada en Filipenses 2:10 (Felipe Blycker J., 1969).