Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
19 de marzo
Discutiendo con Dios
Señor, de una vez y para siempre quiero dejar de ser contencioso. Nunca debo discutir ni ser problemático con las personas. Si acaso, lo puedo ser alguna vez contigo. Me acuerdo que Moisés discutió con Dios respecto a su tarea de ir a Egipto (Ex. 3-4). No se trataba de convencer a Dios, sino de persuadir a Moisés. La discusión se permite sólo hasta cuando llega el convencimiento. Ante un Moisés problemático, después de que Dios contestara sus dudas y preguntas, el Señor se enfadó. Dios es quien debe decidir todo argumento y él lo hace aún antes de que abra mi boca. Desde luego que me permite discutir con él, ya que desea dejarme totalmente convencido y no confundido o indeciso.
Pero nunca debo discutir con otras personas. Si comunico fielmente el mensaje divino a otros y ellos están en desacuerdo, no debo discutir, sino más bien dejarlos en manos de Dios. Sólo él tiene el derecho de convencer y no yo. Si lo trato de hacer puedo frustrar su obra.
Sí, se me permite buscar el consejo de mis colegas cristianos para averiguar la voluntad de Dios (Hch. 15), pero eso es diferente a discutir o ser problemático. Discutir es imponer e insistir “¡tiene que ser así!” En cambio el que busca consejo pregunta “¿qué nos está diciendo Dios?” El verdadero discípulo busca y da consejo, pero nunca discute ni es problemático.
Señor, dame la gracia para superar mi tendencia natural y carnal de discutir. Quiero ser tu vocero y no tu abogado. Dame gracia para poder manifestarme a Aquel que es mi “Admirable Consejero” (Is. 9:6), ya que sólo él es fuente de todo conocimiento y sabiduría y dulce Convencedor del alma.
“El Señor Jehovah me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado”
Isaías 50:4
Himno: “Mensajeros del Maestro”
- Mensajeros del Maestro,
anunciad al corazón
De Jesús la Buena Nueva,
que nos brinda salvación.
De la cumbre de los montes,
en los valles y en el mar,
Por doquier el Evangelio
prestos id a declarar. - En los antros del pecado
y en los sitios de aflicción,
Proclamad la paz de Cristo
que traerá consolación.
Predicad a los cautivos
su gloriosa libertad;
Al cansado y al caído
Buenas Nuevas anunciad.
Celebremos su Gloria # 477
LETRA: : Vicente Mendoza, alt.