Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
18 de marzo
El discípulo enano
Dios no necesita “enanos” en su servicio (Lev. 21:20). Señor ¿seré yo un enano? Claro que no se trata de enanos físicos. Zaqueo fue un hombre pequeño, pero su corazón resultó ser el de un gigante (Lc. 19:1-10). Dios no quiere hombres y mujeres enanos de corazón y mente. El mismo es todo lo opuesto: da generosamente (Sant. 1:5); su mente es sabia (Rom. 11:33- 34). Sus planes y propósitos incluyen a todo el mundo (Juan 3:16). Nos ama con amor eterno (Jer. 31:3). Con razón Dios rechaza discípulos de pequeñez, mezquinos y atrofiados.
El “cristiano enano” por lo general padece de “egoítis gigantus” agudo. Se cree tan importante e irreemplazable que Dios nada puede hacer sin él.
Lo malo es que si soy “enano” hacia los demás es porque lo soy también para con Dios. No puedo ser tacaño, mezquino y lleno de prejuicios, si he abierto mi corazón a aquel cuyo corazón amoroso fluye como un río más abundante que el Amazonas. Aquí caben las palabras de Pablo: “Crezcamos en todo hacia aquel que es…Cristo” (Ef. 4:15). La medida de Jesucristo acaba con mi pequeñez espiritual. Enano es aquel cuyo crecimiento está atrofiado, no ha alcanzado su estatura normal. Es natural que un bebé sea pequeño, pero ¿será normal que un adulto lo sea?
Si soy enano es porque algo sucede con mi crecimiento espiritual. No es la voluntad de Dios que yo permanezca como un bebé espiritual. Señor, ¡ayúdame a crecer y madurar a la medida de Cristo Jesús! El no sólo es el Camino ¡sino mi Destino!
“Más bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad”
2 Pedro 3:18
Himno: “Poderoso es él”
Aquel que es poderoso,
muy poderoso,
Para guardaros sin caída,
¡Poderoso es él!
Y presentaros sin mancha delante de su gloria
Con gran alegría, ¡Poderoso es él!
Al único y sabio Dios,
nuestro Salvador,
Sea gloria y majestad, imperio y potencia,
Ahora y por todos los siglos. Amén.
Aquel que es poderoso,
muy poderoso,
Para guardaros sin caída, ¡Poderoso es él!
Y presentaros sin mancha delante de su gloria
Con gran alegría, ¡Poderoso es él!
Celebremos su Gloria # 54
LETRA: Basada en Judas vv. 24-25. (Felipe Blycker J., 1985)