Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
15 de marzo
Tentando a Dios
Quiero cuidarme, Señor, para nunca caer en el error de tentarte. Tu mandamiento dice: “No tentarás al Señor tu Dios” (Mt. 4:7 RVR). Tu ira santa frecuentemente se desataba en contra de los hebreos porque te tentaban con su murmuración y quejas.
Debo saber distinguir la gran diferencia que existe entre probar y tentar. Tú me invitas a probarte (Mal. 3:10), y te glorificas demostrando tu poder. Cuando Gedeón te probó con el lienzo tú accediste a su petición (Jue. 6).
Debo aprender la diferencia que existe entre los dos. Probar a Dios es tomar su Palabra y actuar según ella. Tentar a Dios es ir más allá de su Palabra; es pasarnos de los límites. Cada vez que voy más allá de su Palabra, deshonro a Dios, algo que él no tolera.
Puedo tentar a Dios de muchas maneras: siendo impaciente con él, discutiendo su dirección para mi vida, haciendo comparaciones injustas entre el trato que yo recibo de él y el trato que el mundo me da, quejándome por las situaciones que él permite que lleguen a mi vida, exigiéndole más de lo que él cree que me conviene, y rechazando su autoridad sobre mí.
Dios se goza cuando obedecemos su Palabra y la probamos, pero su ira está contra aquellos que difamen su nombre y carácter. Yo sé, Señor, que los de la “generación del desierto” dejaron sus huesos allí porque decidieron que tu Palabra no era lo suficientemente buena para ellos. No permitas jamás que me comporte de tal manera. ¡Que nunca te rechace ni me queje porque me sienta defraudado! Más bien quiero celebrar con Josué: “No ha fallado de ellas ni una sola palabra…de todas las buenas promesas” (Josué 23:14).
“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio”
Salmos 18: 1-2
Himno: “Jesús es la roca”
- Jesús es la roca de mi salvación;
El es quien me libra de condenación.
Jesús es mi fuerte, mi gran protector;
// Yo sé que soy hijo de todo su amor. // - Jesús me defiende de negra traición;
El lava las manchas de mi corazón.
Jesús me rescata del mundo falaz;
// Me lleva a su seno, su seno de paz. // - Por eso en mis horas de negro dolor,
Yo busco el consuelo de mi Redentor.
Venid, si por Cristo ser salvos queréis,
// Al lado de Cristo lugar hallaréis. // - Su paz os ofrece, su paz él os da;
Aquel que le busca, ser salvo podrá.
Yo fui mucho tiempo esclavo del mal,
// Mas hoy Jesucristo me dio libertad. // - Jesús es la fuente de la redención;
El sana las llagas de mi corazón.
El sana al leproso, al ciego da luz;
// Por eso confío tan sólo en Jesús. //
Celebremos su Gloria # 152
LETRA: Alfredo Colom M., 1953, arreg. John W. Peterson y Eugenio Jordán.