Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
14 de marzo
Nuestra muralla de defensa
El gran mensaje del evangelio es que en Jesucristo soy libre. Gracias, Señor, por esa verdad. Pero también es cierto que en Cristo Jesús estoy encerrado, trabado, amarrado y limitado. La mía es la libertad de poder cambiar de “trabador”, reconociendo que Satanás, mi antiguo trabador, sólo buscaba mi mal y perjuicio. En cambio Jesucristo, mi nuevo amo, sólo desea mi eterno bienestar y provecho.
Tú dijiste en cuanto a Israel, “He aquí que yo obstruyo su camino con espinos, y reforzaré su vallado, de manera que ella no encuentre sus senderos” (Oseas 2:6). Esta fue una muralla de encierro. Cada vez que nos volvemos caprichosos y rebeldes tú pones aquella muralla de encierro a nuestro alrededor. A pesar de que nos haces sentir encerrados, es una expresión de tu amor. Comprueba hasta dónde tú estás dispuesto a ir en la protección de tus hijos del pecado y de cosechas amargas.
Job también tuvo una muralla de protección. Fue Satanás quien dijo: “¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y a todo lo que tiene?” (Job 1:10). Gracias, Señor, por esa muralla que tú colocas alrededor de tus hijos obedientes para defenderlos del enemigo.
Señor, yo sé que tú pones una muralla alrededor de cada uno de tus hijos. Si insisto, puedo romper esa muralla para correr tras mis caprichos, pero con amargas consecuencias. En cambio si me mantengo dentro de la muralla, tú te encargas de premiarme.
Gracias, Señor, por tus murallas: enfermedades, pobreza, desilusiones, tristezas o lo que sea. Disfruto verdaderamente de mi libertad cuando reconozco que las murallas no disminuyen mi amor hacia ti ni tu amor hacia mí. En nada una muralla de encierro debe afectar mi obediencia a ti, sino, al contrario, dejarme en libertad para abandonarme por completo a la gloriosa vida que sólo tú sabes planear.
“Por la mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días”
Salmos 90:14
Himno: “Castillo Fuerte”
- Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y
buen escudo; Con su poder nos librará
en este trance agudo. Con furia y con afán
acósanos Satán; Por armas deja ver
astucia y gran poder; Cual él no hay en la tierra. - Nuestro valor es nada aquí, con él todo es
perdido; Mas por nosotros pugnará
de Dios el Escogido. Es nuestro Rey Jesús,
el que venció en la cruz, Señor y Salvador,
y siendo él solo Dios, El triunfa en la batalla. - Aunque estén demonios mil prontos a
devorarnos, No temeremos, porque Dios
sabrá como ampararnos. Que muestre su vigor
Satán, y su furor; Dañarnos no podrá;
pues condenado es ya Por la Palabra Santa. - Esa palabra del Señor, que el mundo no apetece,
Por el Espíritu de Dios muy firme permanece.
Nos pueden despojar de bienes y hogar,
El cuerpo destruir, más siempre ha de existir
De Dios el Reino eterno.
Celebremos su Gloria # 45
LETRA: Martín Lutero, 1529, trad. Juan B. Cabrera.