Cuaresma – 12 de Marzo

Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)

12 de marzo

Aprendiendo firmeza espiritual

Señor, si voy a ser tu discípulo debo desarrollar firmeza.  He observado que Jesucristo fue una mezcla única de firmeza y ternura; yo también debo buscar aquel equilibrio: ni demasiado sentimentalismo ni mucha rigidez.

Por ejemplo, Jesucristo fue muy sensible en cuanto a la voluntad de su Padre, pero firme respecto de cosas o personas que podrían desviarlo del cumplimiento de esa voluntad.  “El afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (Lucas 9:51).  Si me decido a seguir a Jesucristo seré el blanco de muchas presiones que buscan mi “bien” y que tratan de protegerme de mi propósito.  El discípulo que no se propone a desarrollar firmeza, no adquirirá el carácter espiritual necesario para resistir esas voces.

Jesús mantuvo su firmeza respecto de quienes quisieron estorbar el cumplimiento de la voluntad de su Padre, aún cuando se tratara de sus mejores amigos.  El decía cosas como “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mt. 16:23); “¿Qué tiene esto que ver contigo?” (Jn. 21:22); “¿Qué tienes conmigo, mujer?” (Jn. 2:4); “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo” (Jn. 13:8 RVR); y cosas parecidas, a veces muy severas.

Ayúdame, Señor, a ser tierno ante la necesidad humana, pero rígido ante la miopía humana.  La persona que me estorba para hacer la voluntad de Dios, tiene la vista muy corta.  Es por eso que debo amar a mis amigos y familia, pero cuidarme siempre de aquellos que quisieran convertir mi ternura en negligencia y pecado.  ¿De dónde viene la fortaleza para seguir de cerca al Señor? “Nuestra suficiencia proviene de Dios”, decía Pablo (2 Cor. 3:5).  Fue esa suficiencia la que le permitió dejar a un lado todos sus “queridos obstáculos” y decir “Yo estoy listo no sólo a ser atado, sino también a morir…por…el Señor Jesús” (Hech. 21:13).

“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”

2 Tim 2:4

Himno: “¡A Combatir!


•1. ¡A combatir! resuena la guerrera voz
del buen Jesús, que hoy llamando está;
Sin desmayar seguidle siempre con valor,
y la victoria plena os dará.
Coro: ¡A la batalla, oh cristiano!
con el escudo de la cruz;
Sé buen soldado, pues a tu lado
está el príncipe Jesús.
El con su gracia te sostiene,
y con potencia sin igual
Su brazo extiende y te defiende
en esta lucha contra el mal.
•2. ¡A combatir! nos llama nuestro Salvador;
Salid, luchad con nuestro Capitán;
En la constante lid, seguid sin vacilar
y venceréis las huestes de Satán.
•3. Al Rey de reyes, nuestro Salvador Jesús,
Honor y gloria todos tributad,
Pues ya los suyos gozan de su plenitud
y pronto reinará la santidad.
Celebremos su Gloria # 532
LETRA: : Lelia N. Morris, 1905, trad. Enrique S. Turrall