Cuaresma – 21 de Febrero

Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)

21 de febrero

El pecado del caos y del desorden

El Señor me ha hablado muy claro últimamente a través de Levítico 21:18 donde dice que el sacerdote no debe tener nada “sobrante”.  Dios no tolera ninguna monstruosidad  ni cosa rara en su Lugar Santo.  ¿De qué nos sirve esa pieza extra o adicional?  Posiblemente un sexto dedo de pie o de mano no esté mal, pero seguramente será un estorbo para el trabajo.  ¿Seré culpable de llevar maletas o cargas que Dios ya me dijo que echara a un lado (Heb. 12:1- 2)?  Debo discernir entre lo posible y lo aconsejable.  Cuando Jesucristo comisionó a los discípulos (Marcos 6) les redujo al mínimo: un bastón, una túnica y un par de sandalias.  Nada de cosas pesadas o de dudoso valor.  Había trabajo por hacer sin demoras y el discípulo con mucho equipaje sólo buscaría fracasar en la carrera.

El problema está en que mi “mínimo” es siempre demasiado grande.  Tengo una medida distorsionada de lo “necesario”.  Dios dice “¡Levantaos, salid de este lugar!”; pero yo soy como la mujer de Lot, miro hacia atrás para ver si puedo arrastrar siquiera alguna cosita adicional.  El Señor dice: “deje a un lado todo para poder batallar”, y acto seguido me echo a las espaldas cuantos chécheres puedo encontrar en el armario, pensando en estar listo para toda eventualidad.  Señor, así como María, quisiera acogerme sólo a “la buena parte” (Lucas 10:42).  Líbrame de ese equipaje de preocupación, ansiedad y temor con que arrastraba Marta.  Quiero decir “Sí” a tu definición de lo que es realmente básico y necesario y un “No” rotundo a mi continuo pecado de desorden.

Jesús es la Persona menos complicada en toda la historia.  Nunca llevó la más mínima cosa extra, ni pensamientos, ni sentimientos o emociones sobrantes.  Su cuerpo desnudo sobre la cruz fue símbolo de su perfección en cuanto a la sencillez.  ¡Dios mío, quisiera aprender de él!

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán.  Basta a cada día su propio mal”.

Mateo 6:34

Himno: Abre mis ojos
•Abre mis ojos,
quiero ver a Cristo;
Sentir su presencia,
decir que le amo;
Abre mi oído;
ayúdame a oírte;
Abre mis ojos,
quiero ver a Cristo.
Celebremos su Gloria # 489
LETRA: Bob Cull, 1976, es trad.