Porción tomada del devocional «Celebrando a diario con el Rey» de W. Glyn Evans (c) 1996 Libros Alianza (Libros Cali)
19 de febrero
No temo el juicio
Ayúdame, Señor, a recordar que la eternidad también es ahora. Con frecuencia he escuchado que todo se arreglará en el “más allá” donde podremos descansar y disfrutar de nuestra recompensa. Pero eso es solamente una parte de la verdad. Si no tomo las decisiones correctas y si no camino por donde es, ahora mismo, tampoco disfrutaré del tal “más allá”.
Hay quienes dicen que el Cielo y el Infierno están aquí mismo en la tierra. No es cierto, pero tampoco es totalmente falso. El Infierno es la máxima confirmación del pecado; esa confirmación empieza en esta vida. Lo mismo sucede con la santidad. Decía Oswald Chambers: La paga del pecado es confirmación en pecado. Si permito dureza en mi corazón y perversión en mi vida, el pecado comienza de inmediato su obra de confirmación. Sólo la sangre de Cristo y el Espíritu Santo pueden parar y deshacer la obra fatal del pecado. Por eso es peligroso confiar sólo en la experiencia de una decisión tomada alguna vez en el pasado. La decisión que se toma una vez y para siempre, debe ser el comienzo de un caminar paso a paso y momento tras momento con Cristo, si es que voy a evitar el endurecimiento de un corazón atrofiado por el pecado. La cruz de Cristo es suficiente para mí a la medida en que es una realidad en mi vida.
¿Debo como cristiano temer la muerte? ¿Qué es la muerte? Es puerta abierta a la eternidad. La muerte es algo temeroso sólo para los que no están listos. Para aquellos que se han preparado para el examen final, la muerte es algo grato y bienvenido; es la señal de que a una vida terrenal le ha llegado la culminación de triunfo y victoria.
Es cierto, Señor, que la eternidad incluye un ahora mismo. Esperar que amanezca es perder la oportunidad. “¡He aquí ahora el tiempo más favorable!” (2 Cor. 6:2). Te ruego, Señor, que me enseñes constantemente esta lección; mejor todavía, escríbela en mi corazón.
“Ahora hijitos, permaneced en él para que, cuando aparezca, tengamos confianza y no nos avergoncemos delante de él, en su venida”.
1 Juan 2:28
Himno: “En mis angustias”
1. En mis angustias me ayuda Jesús;
Sobre mi alma derrama su luz;
Todos los días consuelo me da;
Cada momento conmigo está.
Coro:
Cada momento me guardas, Señor,
Cada momento en gracia y amor;
Vida abundante yo tengo en ti;
Cada momento tú vives en mí.
2. Yo acudo al trono de gracia con fe;
Oye mi voz, y mis lágrimas ve
Cristo Jesús en el cielo, y allí,
Cada momento se acuerda de mí.
3. Cristo es mi Roca, mi Libertador;
Es mi Escudo, mi gran Defensor;
El a mi lado en las luchas está
Cada momento, y ayuda me da.
Celebremos su Gloria # 397
LETRA: Daniel W. Whittle, 1893, es trad.