El año litúrgico para muchas iglesias cristianas tradicionales comienza el Miércoles de ceniza. ¿Miércoles de ceniza? Aunque generalmente se asocia la Cuaresma con la práctica católica romana, no se limita a las iglesias romana y ortodoxa. Muchas otras iglesias la observan.
El mensaje es igual: concientizar a los fieles: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”.
Si eso nos suene lúgubre, es probable que estemos olvidando algo. Para la mayoría, “el objetivo central de la vida es ser feliz y sentirse bien con uno mismo”. Pero la Cuaresma nos recuerda que el Evangelio no se trata de que nos sintamos bien – sino que Dios tomó la iniciativa de enviar a su único Hijo, nacido de mujer, con el fin de obrar nuestra salvación y reconciliarnos con Él. La Cuaresma es sólo lúgubre si creemos que la reconciliación con Dios es algo “triste”.
Aunque no aparece en las Escrituras, la observancia de la Cuaresma se remonta al año 339 dC, cuando Atanasio de Alejandría recomienda el ayuno comenzando 40 días antes de Semana Santa. Los 40 días nos recuerdan el tiempo que Jesús ayunó en el desierto al principiar su ministerio público. Para nosotros, aportar 40 días puede ser un tiempo de auto-examen y acercamiento a Dios.
Como cristianos reconocemos la importancia vital del arrepentimiento de nuestra pecaminosidad, sabiendo que somos polvo. El hijo de Dios no tiene que hacer penitencia rogando a Dios por algo que ya tenemos. Nuestra redención depende solamente de la sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado. No es por obras.
Es necesario recordar que cada día del año debemos reconocer nuestra fragilidad humana, y a la vez celebrar con reverencia a Jesucristo el Verbo de Dios, nuestro Salvador.
Al llegar la Reforma en el siglo 16, las aberrantes costumbres que habían invadido al cristianismo hicieron que algunas iglesias repudiaran muchas tradiciones que consideraban romanas y paganas. Es curiosa esa apreciación, porque en Roma la Cuaresma no se llegó a observar sino hasta el siglo 11, mientras que en Jerusalén, tan temprano como el siglo 3ero, los cristianos celebraban el Domingo de Ramos, así como Jueves y Viernes de lo que hoy llamamos la Semana Santa.
Hermanos en Cristo: la Cuaresma es tiempo de reflexión y celebración.