Toda la Semana Santa hemos recordado el sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo, y hoy celebramos su resurrección victoriosa para darnos perdón y vida eterna. No hay suficientes palabras para expresar nuestra gratitud y gozo. El cántico No.171 de Celebremos su Gloria, “¿Con qué pagaremos?” dice que el corazón humilde que reconoce y recibe la gran salvación es la única respuesta.
Además de la Semana Santa, en este tiempo de cuarentena, estamos pensando en la cuenta diaria de muertes por el COVID-19. No nos pueden comunicar los noticieros lo que significa para los familiares la pérdida de un ser querido en condiciones extremas de ahogo, y luego la imposibilidad de darle sepultura con un funeral. Este último, también es la dura realidad en este tiempo para deudos cuyo familiar murió por otras causas, de que la cremación no les permite ser acompañados por amigos y familiares en la iglesia ni el cementerio. Toca esperar el fin de cuarentena para poder programar un servicio memorial.
En casa, con el núcleo familiar, sería importante leer la Biblia y repasar los números 543-571 del himnario, leyendo los pasajes bíblicos que se encuentran al lado del título, y memorizando algunos de los versículos lema, para recibir consuelo del Señor.
En un librito llamado «Dios Comprende» (que la Liga Bíblica ya no publica), hay frases consoladoras. Nunca es fácil aceptar la muerte de alguien que amamos. Si la muerte es repentina o inesperada, generalmente quedamos paralizados o aturdidos. Aun después de una larga enfermedad, a menudo es difícil aceptar que nuestro amigo o ser querido se haya ido.
La muerte es tan abrumadora, tan definitiva.
La muerte de alguien que conocemos también nos habla de nuestra propia muerte que algún día llegará”. En esta publicación se recomienda la lectura de estas porciones de la Biblia: Isaías 41:10; 43:2-3ª; 60:20b; Eclesiastés 31: 1-2ª; Job 1:21b; 14:5; Salmo 23; 34:17-18; 37:1; 46:1-2; 55:22; Juan 5:24; 14:1-3, 27; Romanos 8:18; Filipenses 1:21; 3:20-21; 2 Corintios 4:16-18; 5:6-8; 12:9; 15:42b-44, 54; 1 Pedro 5:7; 1:3-4;; 1 Juan 3:2; Apocalipsis 14:13; 21:1ª, 3-4.
Hay muchos versículos más que se podrían citar para conocimiento y consuelo. Para los que temen morir, Hebreos 2:14-15 nos instruye que Jesucristo vino, en parte, para librarnos de ese temor.
Los niños no alcanzan a entender la muerte de un ser querido, y necesitan el acompañamiento e instrucción, diciéndoles: -Está bien llorar, no fue su culpa, trate de expresar sus preguntas y sentimientos, memorice algunos versículos bíblicos de consuelo porque se notará la falta de ese ser querido, anime a su familia con atenciones y obediencia; sepa que el Señor sanará los corazones a través de un proceso, y dejarán de llorar. Al final del tiempo, habrá una reunión con Jesucristo en Su segunda venida de los creyentes fallecidos y vivos, que se extenderá por toda la eternidad.